Pan, Circo y Paz Social (5 de 7)

LA DECADENCIA

El nada sospechoso Rostovtzeff concluye que la degeneración no se extendía sólo al campo político, sino a todos los estratos.

La lección resulta bien patente para nuestros días. El proceso de decadencia y de crisis total en cualquier imperio, en cualquier gran civilización es siempre el mismo. Desde que Edward Gibbon publicase su voluminosa “Historia de la Decadencia y Caída del Imperio Romano” escrita entre 1776 y 1778 han sido numerosos los autores que se han sumado a las teorías decadentistas para explicar el declive de las grandes culturas siendo común a todos ellos el apuntar algunos rasgos comunes en todos los procesos de decadencia que continúan con un breve pero intenso periodo de degeneración para finalizar en la extinción total de la cultura o civilización en cuestión y su sustitución por otra.

Pero dicha sustitución, para que no sea promovida ni capitaneada por los mismos detentores actuales del capital es preciso recomponer el movimiento revolucionario que ha sido vencido o cooptado en casi todos los países. Recomponer el pensamiento comunista, la ética de lo común, el espíritu de sacrificio, la cooperación, la ayuda mutua, el no despilfarro. La lucha constante y cotidiana en todos los ámbitos contra los abusos, las prebendas, las injusticias, las leyes y los gobiernos que estén al servicio del capital. Y para estos propósitos es necesario fomentar el concepto de organización colectiva, desvirtuado por los portavoces del moderno anarco-capitalismo con el fin de mantener a los miembros del moderno

proletariado como un rebaño de “mónadas” -para utilizar una expresión de Adorno-, individualizados que se autorreconozcan solamente como miembros de una denominada sociedad civil.

¿Avanzamos o retrocedemos?

Se ha generalizado hablar de sociedad civil, tirios y troyanos utilizan este término. Al parecer todos son discípulos del liberalismo de Adam Ferguson que utilizó este término -en su acepción moderna-, en el título de su libro “Un ensayo sobre la historia de la sociedad civil”. (An Essay on the History of Civil Society. 1767). Dicho concepto, paralelo a las teorizaciones de David Hume y Adam Smith, analizó la sociedad capitalista a través del espejo filosófico de los estóicos romanos que analiza en su obra “Historia del progreso y final de la Republica Romana” (The history of the Progress and Termination of the Roman Republic.1783)  defendiendo los valores del humanismo cívico en el interior de la sociedad capitalista sometida a los dictados económicos y la corrupción, obviando que dichas lacras son consubstanciales con el capitalismo y obviando asimismo cualquier referencia a las clases sociales y la lucha de clases.

Sociedad Civil que Marx analiza en los manuscritos de París: “La sociedad, como la ve el economista político, es la sociedad civil, en la que cada individuo es una totalidad de necesidades y tanto él como el otro sólo existen recíprocamente como medios…” (K. Marx, Manuscritos económico-filosóficos 1944.) y en la Ideología Alemana: ” El término de sociedad civil apareció en el siglo XVIII, cuando ya las relaciones de propiedad se habían desprendido de los marcos de la comunidad antigua y medieval. La sociedad civil en cuanto tal solo se desarrolla con la burguesía;  sin embargo, la organización social que se desarrolla directamente a base de la producción y el intercambio, y que forma en todas las épocas la base del estado y de toda otra superestructura idealista, se ha designado siempre con el mismo nombre” (Karl Marx: La Ideología Alemana. g.37 ed. Pueblo y Revolución. 1982)

Debemos preguntarnos a qué viene la posmoderna definición de sociedad civil: organizaciones de la sociedad civil, protestas de la sociedad civil, iniciativas de la sociedad civil, y un largo etcétera puesto de moda con tal de difuminar la cruda realidad de las enormes diferencias entre explotados y explotadores y opresores y oprimidos, en un vano intento de negar las contradicciones y con ello anestesiar la necesidad de la lucha de clases, la agudización de las contradicciones y la destrucción del sistema capitalista.

Y, es en este entramado semántico-ideológico inventado en los laboratorios de sociología que tiene cabida la inteligente fragmentación de la sociedad en pequeños átomos, cada uno de los cuales busca, al amparo de la anona, su supervivencia y para ello se magnifican pequeñeces, se ocultan magnitudes, se crean enfrentamientos de género, raza o religión,… que todos ellos alejan la protesta y el enfrentamiento con el capital, y el Estado como su representante genuino.

Así actúa la burguesía:

“Paseábamos un día el señor Junqueiro y yo por el jardín de la Villa del Conde y el señor Junqueiro predicaba la piedad y el amor. Unos chiquillos jugaban a la pelota; ésta cayó sobre la cabeza del señor Junqueiro que levantó el bastón y lo descargó en la cabeza del muchacho sin dejar de predicar la piedad y el amor, sin que el incidente interrumpiese su paseo ni su prédica. Así ocurre cada día con los niños grandes. La burguesía los mima y condecora mientras le conviene. Mientras le sirven, sin que ellos mismos lo sospechen, los dejan jugar con las ideas, palabras u acciones. Pero tan pronto como cae una pelota en la cabeza de la burguesía, ésta descarga su bastón sobre la cabeza de sus ídolos. Éstos, atolondrados, se preguntan por qué”. (Aníbal Ponce, de Erasmo a Romain Rolland, pág. 86. Anécdota del escritor portugués Raul Brandao y comentario)

Asimismo podemos contemplar con asombro  que  espectáculos como el reciente PRIDE 2019 en Barcelona, esponsorizado por multinacionales, organismos públicos, organizaciones de la “sociedad civil” y defensores del ultraliberalismo como la organización “Queremos ser padres” defensora del mercado de carne humana, lo que María Poumier (Mercancía de la vida humana ed. Volver a las raíces. 2015) denuncia con meridiana claridad en sus escritos El fabuloso mercado de los recién paridos” (2019. Capítulos I,II,III,IV,V,VI) al cual acuden heterosexuales, bisexuales, gays, lesbianas, transexuales,… y cualquiera que disponga de recursos económicos suficientes (de 60.000 a 250.000 $) puede encargar un feto proveniente del esperma de un sueco rubio de ojos azules, de unos óvulos de una muchacha sana ucraniana de raza aria, incrustados en el útero de una fuerte y sana mujer de Tanzania que haya parido anteriormente, para que los heterosexuales, bisexuales, transexuales, gays, lesbianas de las metrópolis imperiales puedan disponer de un “hijo” o “hija” (pueden solicitar el sexo que prefieran) como si de la compra en un supermercado se tratara. Pueden pagar con tarjeta de crédito.

Estamos llegando a un momento histórico de degeneración similar a los momentos finales de los grandes sistemas políticos. Así como los últimos estertores del imperio romano se vieron sacudidos por la ruptura societaria, una corrupción y un desenfreno en todos los órdenes, del mismo modo los últimos estertores de las monarquías absolutistas europeas, a pesar de su repunte momentáneo tras la derrota napoleónica, se escenificaron en el Congreso de Viena (septiembre 1814-febrero 1815) durante el reparto del mundo en pleno declive absolutista, convertido en un auténtico lupanar como lo describe en su libro Rosario de la Torre del Río:

Dos emperadores, cuatro reyes, 11 príncipes reinantes, unas 215 cabezas de familias principescas, sus consortes, cerca de 300 nutridas delegaciones oficiales y un extenso número de emisarios no invitados; todos ellos acompañados de numerosos ministros, consejeros, familiares y sirvientes, a los que hay que añadir periodistas, espías, hombres de negocios, aventureros, demi-mondaines y prostitutas, así como los muchos turistas que decidieron pasar por Viena para disfrutar del espectáculo. La ciudad, de ordinario con una población de unos 250.000 habitantes, parece que llegó a acoger a unos 70.000 extranjeros durante los meses del Congreso…

Para absorber a la inmensa cantidad de invitados al Congreso, los salones jugarían un papel fundamental. Fueron especialmente importantes, por razones distintas, los salones —y los dormitorios— de dos mujeres de gran belleza e inteligencia que compitieron entre ellas alojadas en un mismo palacio, el Palm, a pocos pasos de la Cancillería, con un único patio de entrada y dos escaleras distintas: Guillermina, duquesa de Sagan (1781-1839), y Catalina, princesa de Bragation (1783-1857); las dos ofrecieron facilidades para encuentros diplomáticos informales, especialmente entre los aliados y Talleyrand; las dos tuvieron, antes y durante el Congreso, relaciones peligrosamente íntimas con Alejandro y con Metternich, que las frecuentaban casi a diario. Guillermina de Sagan tenía excelentes relaciones con Alejandro de Rusia y con Federico- Guillermo de Prusia y además, fue amante de un Metternich completamente entregado a ella por entonces. (“Rosario de la Torre del Río: El Congreso de Viena, 1814-1815,“)

Ciertos paralelismos con los modernos safaris de Juan Carlos de Borbón con su amante, cazando elefantes en África mientras los desempleados en España rondaban los cinco millones y decenas de miles los desahucios. Así como en toda Europa y América del Norte los millonarios se dedican a los más extravagantes hobbies y corruptelas. Ejemplares de esta especie son Strauss-Khan, director del Fondo Monetario Internacional, el multimillonario Jeffrey Epstein junto a los miembros de las realezas europeas caracterizados por violaciones, corrupción de menores, explotación sexual, despilfarro, fraudes fiscales,… junto a una cohorte de “deportistas” en los que se incluyen Ronaldo, Theo Hernandez, Robinho, Patrick Kluivert, Mike Tyson, Kope Briant, Peyton Manning,… En España los futbolistas del “caso Arandina” Calvo, el “Viti” y el “Lucho” condenados a 38 años de cárcel pero aclamados como héroes por una multitud en la Plaza Mayor de Aranda de Duero. Junto a ellos  miles de sacerdotes, entrenadores, actores, militares, o miembros de la llamada beneficencia como Guillem Cladera director de la Fundación Nazaret de Mallorca.

Pero a todos los niveles, por poco que seamos capaces de hurgar, nos encontramos los detritus del capitalismo corrupto, incluyendo el entramado caritativo o humanitario de las propias naciones Unidas.

Un documento publicado por un ex-alto comisario de la Organización de las Naciones Unidas, la ONU, denunciando una estremecedora red de pedofilia en el seno de esa organización, con cerca de 3.300 funcionarios implicados en 60 mil violaciones perpetradas durante 10 años, lo que supondría uno de los mayores y más impactantes escándalos de pedofilia de la historia de la humanidad.

Los datos, de 2017, habían sido entregados al Departamento Británico de Desarrollo Internacional (DFID) por el profesor Andrew MacLeod, que antes había sido jefe de ayuda humanitaria de la ONU en lugares como los Balcanes, Ruanda y Pakistán, país donde mandaba operaciones del Centro de Coordinación de Emergencias de la organización mundial.

El documento de MacLeod afirma que miles de pedófilos se dedican a las tareas de acción humanitaria para conseguir acceso fácil a mujeres y niños vulnerables: Hay decenas de miles de agentes humanitarios en todo el mundo con tendencias pedófilas. Pero si usas una camiseta de UNICEF, nadie te preguntará qué estás haciendo. Tienes impunidad y puedes hacer lo que quieras. Es endémico en el sector de la ayuda humanitaria en todo el mundo. El sistema está corrompido y tendrían que haber dicho basta desde hace años”. (www.aleteia.org. 21 Enero 2020)

La “punta del iceberg” salió a la superficie con el escándalo de Oxfam International, una confederación de 19 organizaciones y más de

  • partners que actúa en cerca de 90 paí Ya en 2012, el Ministerio de Asuntos Exteriores de los Países Bajos recibió un informe interno de Oxfam detallando abusos cometidos por funcionarios de esta entidad en Haití, donde además se descubrió un ingente tráfico de compra-venta de niños y niñas que “adoptaban” “benevolentes ” padres y madres euro- norteamericanos que con sus impuestos crean el terror y la guerra que asesina a los padres de las criaturas que después adoptan. El clímax total de la hipocresía humanitaria.

Andrew MacLeod agregó a sus propias denuncias la consideración personal de que se cometen crímenes sexuales “sistemáticamente” por parte de agentes y funcionarios al servicio de la ONU y que tales crímenes son encubiertos “desde hace muchos años”.

Estos escuetos ejemplos son expresiones del deterioro moral de la clase dominante y sus acólitos.

Otro buen paralelismo con los escándalos en cualquier comunidad autónoma española empezando por Andalucía donde así se desprende de las declaraciones efectuadas en la investigación sobre los “ERES” en las cuales algunos chóferes afirman ser los emisarios para la compra de cocaína y el trajín de maletas llenas de billetes. Igual que en Catalunya respecto a la saga Pujol-Mas, en el País Valencià la trama de Camps y Zaplana, y en cualquier rincón de España.

Hoy, es posible que nos encontremos en la antesala de los estertores del capitalismo monopolista, el cual busca desesperadamente cambios cuantitativos y cualitativos, entrelazando represión y asesinato masivo con tolerancia hacia las clases medias urbanas, piezas clave para el mantenimiento de la hegemonía. Clases medias que no son equiparables a la “pequeña burguesía” del siglo XIX, puesto que éstas están conformadas hoy por una parte importante del proletariado urbano de los centros imperialistas, en los cuales España se encuentra.

Seguramente la apreciación de Wallerstein sea la correcta:

En Europa y Norteamérica tendremos estructuras sociales en las que la “clase obrera” estará compuesta desproporcionadamente por trabajadores no blancos, probablemente fuera de las estructuras sindicales y con grandes posibilidades de no disponer de derechos políticos y sociales básicos.

Al mismo tiempo, los hijos y nietos de los actuales miembros de los trabajadores sindicados formarán la “clase media”, tal vez sindicalizados, algunos bien situados, otros no tanto (por lo tanto más inclinados a comprometerse con los movimientos de extrema derecha).

Habremos vuelto a la situación anterior a 1848, en la que, en los focos tradicionales del estado Liberal, los obreros estarán mal pagados y fuera del ámbito de los derechos políticos y sociales. Los trabajadores de occidente volverán a ser “clases peligrosas”, pero el color de su piel habrá cambiado y la lucha de clases será una lucha racial en la que las nuevas “clases medias” herederas de la antigua clase obrera, se aliarán con el poder hegemónico.(I. Wallerstein. International Labor and working-class history” 1995)

Josep Cónsola. Enero 2020.