Pan, Circo y Paz Social (3 de 7)

EL JUEGO Y LA COMPETENCIA

Esta astucia de los tiranos que consiste en  embrutecer a sus súbditos, jamás quedó tan evidente como en lo que Ciro hizo a los lidios. Tras apoderarse de Sardes, capital de Lidia y hacer prisionero a Creso, le llevaron la noticia de que los habitantes de Sardes se habían sublevado. Los habría aplastado sin dificultad inmediatamente; sin embargo al no querer saquear tan bella ciudad, ni verse obligado a mantener un ejército para imponer el orden, se le ocurrió una gran idea para apoderarse de ella: montó burdeles, tabernas y juegos públicos, y ordenó que los ciudadanos de Sardes hicieran uso libremente de ellos. Esta iniciativa dio tan buen resultado que jamás hubo ya que atacar a los lidios por la fuerza de la espada. Estas pobres y miserables gentes se distrajeron de su objetivo, entregándose a todo tipo de juegos; tanto es así que de ahí proviene la palabra latina (para lo que nosotros llamamos pasatiempos) Ludi, que a su vez proviene de Lydi. No todos los tiranos han expresado con tal énfasis su deseo de corromper a sus súbditos, pero lo cierto es que lo que éste ordenó tan formalmente, la mayoría de los  otros lo han hecho ocultamente”. (Etienne de la Boétie. Discurso de la Servidumbre Voluntaria, escrito entre 1546 y 1548 según Montaigne. Pág. 79)

La mercantilización y privatización de todas las cosas, humanas y divinas, teniendo como referencia reciente el conato de propuesta de la Generalitat de Catalunya sobre la apuesta por la libre competencia en los ámbitos de la sanidad, de la asistencia social, etc. cuya protesta culminó el pasado día 16 de Noviembre con una gran manifestación en Barcelona ha sido el elemento que me ha inducido a la reflexión en torno al juego, – el paidiá– griego con su connotación infantil y que Johan Huizinga analizó en el primer tercio del siglo XX con el libro que tiene por título “Homo Ludens”.

La reflexión viene al caso después de contemplar como se han ido eliminando los espacios públicos y gratuitos para el juego en todos y cada uno de los municipios de nuestro país en aras a entregarlos ya sea a los dueños de los vehículos automóviles, ya sea a los dueños de los restaurantes para colocar sus marquesinas, ya sea a los dueños de los comercios para que no se entorpezcan los accesos a sus negocios,… y los espacios para el juego, al eliminarse, se han privatizado con los rimbombantes nombres de ludotecas, polideportivos, espacios extraescolares,… un montón de establecimientos que llevan aparejado el pago -más o menos oneroso-, en los cuales el juego deja de ser juego para convertirse en unos entrenamientos de carácter social en los cuales prima la competitividad bajo el apelativo de “deporte”. En dichos espacios lo prevalente no es la libre expresión infantil, sino el conductismo de los llamados monitores, entrenadores, supervisores, tutores,….

El predominio de los pocos años en el ejercicio de lo lúdico se complica cuando los mayores comienzan a establecer sus normas y sus condiciones para la libre opción de la conducta jugadora. Entonces surge otra cosa. ¿Qué cosa? Sencillamente la competición. Ya no se trata tanto de ejercitar la autónoma delicia de los reglados movimientos y el placer que esto origina, sino de ganar. Es el  agón helénico.” ( Domingo García-Sabell: Prólogo de Homo Ludens. Pág. 14)

Se ha ido robando el espacio público traspasado a manos privadas de una forma constante que a nivel municipal ha tenido su expresión en las llamadas Ordenanzas Municipales, en las cuales aparecen las prohibiciones y las consecuencias pecuniarias de su incumplimiento: Prohibido jugar en la calle, prohibido subirse a los árboles, prohibido jugar a pelota, prohibido correr por la calzada, prohibido…

todo juego es, antes que nada, una actividad libre. El juego por mandato no es juego, todo lo más, una réplica, por encargo, de un juego” (Johan Huizinga:Homo Ludens, pág.42)

“La perfección con que la moderna técnica social incrementa el efecto exterior de las demostraciones de masas, no consigue por ello que ni las olimpiadas ni las organizaciones deportivas de las universidades norteamericanas, ni los campeonatos internacionales, que gozan de tan buena propaganda, se conviertan en actividad creadora de cultura. Continúan siendo,  por mucha importancia que revista para los participantes y espectadores, una función estéril en la que se ha extinguido, el viejo factor lúdico.

Esta concepción se opone directamente a la opinión corriente según la cual el deporte representaría en nuestra cultura el elemento lúdico en su grado máximo.

Pero en modo alguno se puede decir esto del deporte, que ha consumido, por el contrario, lo mejor de su contenido lúdico (JohanHuizinga: Homo Ludens pág. 333)

Sánchez Ferlosio atina, sobre el llamado deporte cuando afirma: ” Cuanto más prevalece el interés del sujeto por sí mismo, por su propio logro, por su propio mérito, sobre el interés por el objeto, tanto más nos acercamos a la que es evidentemente la actitud más propia del deporte, que es el culto a la pura hazaña inmanente, sin objeto, o carente de otro objeto que no sea el reflejo de la hazaña sobre el sujeto mismo, como un trofeo….” (Rafael Sánchez Ferlosio: Hasta que no cambien los dioses, nada ha cambiado. Pág.11) .

Nosotros podríamos añadir a estas palabras que existen excepciones, aunque éstas solamente representan la excepción que confirma la regla.

No quedan áreas para el juego. Solamente espacios en los cuales una pléyade de monitores/as, entrenadores/as, puericultores/as, etc. ejercen de árbitros y establecen las reglas y condiciones del juego para que éste deje de ser juego para convertirse en el aprendizaje de una futura competición para los más avezados y en un conformismo pseudosolidario para los más rezagados.

Competir es la palabra de orden, y emular los modernos aurigas ya sea en el campo del denominado deporte como en las llamadas artes escénicas las cuales a través de las programaciones televisivas realizan competiciones los/las modernos/as trovadores/as para ponerse al servicio de los intermediarios de espectáculos.

El culmen de todo deporte se realiza en las llamadas olimpiadas. Espectáculo que no solo mueve millones para los patrocinadores, especuladores, intermediarios, constructores,…, sino que a través de los modernos medios de comunicación emboban a cientos de millones de personas de todo el globo. El mismo espectáculo ofrecen los grandes campeonatos de fútbol en los cuales los directivos de la FIFA, UEFA,… embolsan miles de millones al igual que los participantes en dichos eventos.

A raíz del campeonato mundial de fútbol, en 2010, en el cual la selección española salió vencedora, escribí un artículo que tiene como punto de referencia la película de Sydney Pollak “They Shoot Horses, Don’t They?”, algunos de sus fragmentos son los siguientes:

I mentre tant la España, per fi se sent “dominadora” d’alguna cosa o d’algú desprès d’haver perdut el domini directe (que no indirecte) de milions d’essers d’altres latituds.. Ha estat a través del “Deporte”, en majúscula,  dels “deportistas” en minúscula, que parafrasejant a Rafael Sánchez Ferlosio diu d’ells que “renuncian literalmente a la felicidad corporal y sacrifican su cuerpo a la satisfacción emulativa de un agonismo lúdico, que al fin remite a la dominación”.

Balleu mentre els soldats-diputats estan a punt de trencar en mil trossos el sistema públic de pensions, mentre els soldats-sindicalistes s’agenollen davant els plans “anti-crisi”

Balleu i consumiu pa y circ al mateix temps que formeu  part de l’espectacle com si es tractes de titelles que feu riure als que mouen els vostres fils.

També hem après, un cop més, que pot xafar tan una bota amb claus d’un futbolista com una bota militar, al menys la memòria ens trasllada a Argentina de 1978 on el triomf de la seva selecció futbolera i els crits patrioters van ofegar durant un temps els crits dels torturats.

Ací, darrera d’un sentiment nazional-patrioter català es pretén donar el missatge de que sense “jugadors catalans” no hagués estat possible el triomf de la selecció espanyola. Davant d’això hauriem de contestar que no hi ha jugadors catalans, hi ha professionals multimilionaris adscrits a unes organitzacions esportives radicades a Catalunya cridats a defensar “los colores de la patria” a canvi d’una substanciosa recompensa econòmica. (Josep Cónsola: Danzad, Danzad Malditos. Web UCPC)

Llegados a este punto podemos ya disponer de ciertos elementos ilustrativos del deterioro social y ético de la sociedad en la cual vivimos, deterioro que se enmascara con los miles de escaparates llenos de productos para cumplir las ansias de los consumidores solventes y la ilusa ilusión (valga la redundancia) de los insolventes. Deterioro que se constata en la renuncia de una mayoría de la sociedad a ser sujetos al tiempo que se convierten en objetos ya sea en el campo de las decisiones políticas circunscritas a depositar un papel en una urna, ya sea en el campo del desarrollo físico que queda también circunscrito a ser espectadores de los circos y los coliseos modernos.

Dentro de este marasmo existen personas que viven de la annona, al lado de los modernos aurigas derrochadores de millones, junto a los modernos “Senatores” que a las órdenes de las grandes corporaciones dictan las leyes que éstas les indican. Junto a ellos una cohorte de funambulistas, ilusionistas, clérigos, y los que Von Hayeck denominaba “second hand dealers of ideas”, que transmiten diariamente las matrices ideológicas del capital al conjunto de la población desde la más tierna infancia.

Josep Cónsola. Enero 2020.